sábado, 20 de julio de 2013

La multiplicación del amor



Una de entre las mil cosas que pensé cuando me enteré que eran dos fue: que difícil va a ser dividirse para los dos, especialmente repartir el amor en simultáneo. Aquel amor que siente un niño cuando se es uno, se es exclusivo, en la vida de los padres. Miraba a mi sobrina con sus padres tomando a cada uno de una mano y al ver la satisfacción de sentirse única y exclusiva, pensé: mis hijos nunca van tener esa exclusividad, contadas van a ser las oportunidades en las que podamos disfrutarnos como madre/padre e hijo  sin la necesidad de “repartir” el tiempo, el espacio y finalmente el amor. Cierta tristeza me invadió pensando en cómo haría para compensar esa falta, para lograr que cada día se sepan cada uno los seres más exclusivos y únicos del mundo; que sean los niños más amados y que así lo sientan.

Pero como siempre, todo lo que pensábamos previo a sus llegadas a nuestras vidas fue barrido por la realidad diaria con ellos.

En el día a día entendimos que nuestra atención no se divide, se multiplica. Los padres de gemelos aprendemos a desarrollar el “estereo” para todo y mientras se está tratando de calmar al que está llorando en brazos, al mismo tiempo se está, con maravillosa armonía, meciendo al otro que está tratando de dormirse y entre todos logramos un equilibrio en el que ellos sienten y comprenden todo el amor que cada uno de nosotros generamos.

También aprendimos a entender algo muy profundo y es que el comienzo de sus vidas, el ser dos en la ruta desde la panza, les da una concepción de las cosas que los únicos no tenemos y que tratamos de incorporar y aprender el resto de nuestras vidas, que es el compartir.

Los que no somos múltiples tenemos toda una vida en la búsqueda y aprendizaje del compartir -en su cauce mas profundo- con el otro (sea este un amigo, un compañero, los hermanos,  una pareja, etc.) y gran parte del sentido de nuestra existencia resulta de el recorrido de esta experiencia y de este aprendizaje, que difícilmente acabe.

Gran parte de la maravillosa experiencia del SER en este mundo pasa por conectar, encontrarse, compartir con el otro. En la realidad de nuestros hijos ese otro forma parte de su vida desde sus orígenes mas elementales, no tienen que aprenderlo, vienen con ello. De modo que su experiencia en el mundo, en lo que la relación amor-compartir se refiere  viene enriquecida desde el instante en que son gestados.

Finalmente comprendimos que son afortunados y que la realidad de ser dos los hace diferentes a nosotros, los que somos únicos, pero en un sentido superador y  revelador.


Esta relación que ellos poseen entre ellos y con nosotros como padres, termina enseñándonos que gran parte del significado del amor para ellos no pasa por la exclusividad y si en cambio por su sentido del compartir que traen en sus mochilas desde sus genésis mismas, que nuestro amor por lo tanto no se divide y como en la maravillosa parábola biblica de la multiplicación de los panes, alli donde parecia que iba a ser imposible repartir un pan entre tantos este se multiplicó sinfín y es así que el amor crece y se multiplica, hoy y cada día, con ellos; con la vida que palpita en cada paso.

3 comentarios:

  1. Pues mira eso es algo en lo que yo nunca pensé. Será porque soy la menor de tres hermanos y siempre he tenido que compartir la atención de mis padres, pero yo nunca lo he visto así, siempre he pensado que la mayor suerte del mundo es tener hermanos! Es más, cuando me preguntaban de pequeña a quien quería más, a mamá o a papá, yo contestaba que a ninguno de los dos, que quería más a mis hermanos :-)

    Cierto es que n es lo mismo tener varios hermanos de la misma edad y con las mismas necesidades pero, por lo que veo y me cuentan muchos gemelos/ mellizos que me escriben, creo que para la gran mayoría pesa más la suerte de tener un hermano de tu misma edad con el que puedes compartir casi todo.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Claro, eso es lo que creemos nosotros, ellos son privilegiados de tenerse, en su relacion tienen algo que es unico. En este sentido, nuestra reflexion inicial apuntaba mas a nosotros como padres, la cuestion y el desafío de como repartir el amor en simultáneo en contraste con la experiencia de haber tenido dos en distintos momentos.
      Siempre nos resulta interesante tu perspectiva. Gracias por pasar por aquí.Beso grande

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