domingo, 19 de enero de 2014

Pinta la reflexión- La fauna de los parques infantiles!

 Locke vs Rousseau?




Conforme los niños crecen las actividades familiares se van enriqueciendo con el aumento de la autonomía e independencia de ellos. Desde que se largan a caminar se abre una abanico de actividades para hacer en familia que antes eran impensadas y los padres salimos en su búsqueda después de la abstinencia derivada del encierro propio de los primeros meses, en nuestro caso del primer año podríamos decir. Vale aclarar que nuestros gemelitos podrían haber clasificado tranquilamente en la categoría de “bebes difíciles” ya que cualquier cosa disparaba su llanto y resultaba imposible calmarlos, con lo cual, optábamos por quedarnos en casa para pilotear la situación en la protección del hogar!

De modo que una vez superados estos inconvenientes, comienzan a ser asiduas las salidas a los parques y plazas de juegos infantiles aledaños, casi como parte de la rutina diaria como modo de esparcimiento y contacto con otros niños. Lo que nunca imaginamos es que nos encontraríamos con semejante fauna y que las plazas se asemejan más en la realidad a la hostil selva amazónica que a la idílica plaza sésamo!!!

Quien haya leído a Rousseau y al “Emilio” entenderá nuestras ideas iniciales sobre la naturaleza y condición humana, benévolas, optimistas y esperanzadoras. Jean Jacques Rousseau creía que el hombre eran naturalmente bueno, mientras que en el polo opuesto un John Locke estaba convencido que era irrecuperable, que su alma estaba corrupta. Uno entonces creía que la convivencia era posible y otro que solo la guerra movía a la humanidad. Dos visiones completamente antagónicas.

Nosotros, la verdad es que en este sentido siempre fuimos unos “roussoneanos” puros, pero últimamente y a partir de estas aparentemente ingenuas incursiones en los parques estamos empezando a claudicar y paso a contarles el porqué de semejante quiebre filosofal!!!

Parecería ser que en los parques como en la selva existe una estricta territorialidad disputada por los propios niños, pero sobre todo por los padres....

Empezamos por el sector de toboganes, donde hay niños que se aferran a un juego y pueden utilizarlo una y otra vez, al punto del cansancio y del atrincheramiento, a costa de una cola que se va armando, de caras largas de otros padres, que también van viendo atacada su propia territorialidad, y les ordenan a sus propios niños que es su “turno” (cuando el mismo no sabe siquiera si tiene ganas de jugar allí), con lo cual este tobogán se transforma en botín de guerra….

Con ánimos de paz, pasamos al sector de las hamacas donde también parece haber un ritmo frenético de turnos! Aquí parecería cumplirse el sistema de cesiones y postas pero los problemas vienen por el lado del cronometraje de la actividad, el conteo de minutos y el paso del segundero puede llegar a derivar en disputas propias de gallinero!!!

Seguimos teniendo fe en la humanidad y movemos a nuestros pequeños Emilios al sector más tranquilo y de supuesta convivencia: el área de pizarras y dibujos. Los gemelos fantásticos con su natural chip del compartir se integran a los grupos con ánimos de confraternizar y se sientan en la mesa sin saber que el roce de un brazo con el de otro compañerito es como si fuera una llama ardiente, o el intentar agarrar una tiza dentro del bowl comunitario es un atentado a la propiedad privada o querer dibujar un árbol en conjunto más que una hermosa parábola del compartir es una declaración de guerra; en fin……… una fiel reproducción de la otra selva, la de los adultos!!!!

Apesadumbrados y tristemente desesperanzados nos vamos con nuestros pequeños Emilios a nuestra morada en donde todo se comparte “per se”, es verdad que en algunas oportunidades se pelean por algún juguete y en otras el juego de uno es destruir lo que el otro construye, pero lejos está de esta casa TODAVIA el concepto de territorio. Sabemos que nada estará perdido mientras existan focos de resistencia “roussoneanos” como nuestra casa, a la espera de generar una onda expansiva que borre los destellos bélicos de Locke y convierta la fauna de los parques infantiles de colmillos y gruñidos en otra añorada de sonrisas y peluche.

Has sido testigo de la fauna de los parques infantiles??? Nos interesa tu historia, contános!!!!

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