viernes, 3 de octubre de 2014

Charlas de café: la Culpa, fiel compañera de ruta de las madres!



Así es, hoy vamos a ahondar sobre un capítulo mas que importante dentro de la maternidad: la Culpa. Ya sea porque escuchamos al niño llorar en otra habitación mientras estamos terminando de depilarnos, o porque tenemos que empezar nuestro primer día de trabajo despues de la licencia por maternidad; o al revés, porque hemos decidido dejarnos las chancletas y dedicarnos a la casa. Todas y cada una de las decisiones que tomamos desde el momento en que nos convertimos en madres, vienen acompañadas de la culpa. En diversas dosis y calidades, como una droga nosciva y erosiva, la culpa va moldeando nuestra maternidad minuto a minuto.

La culpa es el resultado de una decisión no digerida. Es la sensación de no estar segura de la decisión tomada, es dudar y cargar una angustia por esa duda. Es creer que en algo nos hemos equivocado al tomar esa decisión, la sospecha de que algo hemos hecho mal, el achaque por ello y la angustia derivada. Es no creer en nuestro criterio, ni confiar en él. Propongo en esta charla de café, reflexionar la culpa maternal como el resultado de todo un recorrido histórico sobre lo que se nos ha dicho a las mujeres que debemos ser y hacer. 

Resulta ser que en una charla de madres surgió el tema como disparador común, a propósito de que una de las madres del grupo comentaba su angustia por comenzar el primer día de trabajo tras terminar su licencia. Pero, mientras el relato de la angustia avanzaba, por otro lado asomaban chispas de alegría y al finalizar la conversación se preguntaba: porque me siento angustiada y a la vez contenta? A que se debe esta aparente contradicción¿

Están aquellas madres que viven  la culpa de una manera intensa a lo idishe mame, en donde cada descisión tomada es cargada como una cruz y vivenciada como parte constitutiva de cada desición maternal, como las que dícense a sí mismas "malas madres" tratando de despojarse desde un lugar humorístico del estereotipo de la maternidad rosa, pero lo cierto es que ninguna escapa a la referencia culposa. Porque la verdad es que pocas o ninguna podamos hacerlo, y en esto nos adentraramos en la charla.

Estereotipos y roles en nuestras sociedades, se reparten de forma desigual. Vivimos en un mundo que nos asigna cada vez mas roles a las mujeres, mientras siguen conviviendo sistemas de valores que reproducen logicas de antaño, planteando de este modo un antagonismo permanente y operando dentro nuestro a traves de la contradiccion; la culpa es entonces el emergente. Tradición e ilustración conviven de forma sistemática en nuestro interior, solapando y anulando las verdaderas necesidades que surgen de nuestro ser. Que es lo que debo hacer y lo que quiero hacer? se presentan como preguntas aparentemente antitéticas en nuestro dia a día maternal, en este contexto.

Ahora, nunca se preguntaron porque a los varones no les sucede lo mismo? En prinicpio parecería ser que los hombres no se deben debatir a diario en sus conciencias sobre si quedarse en casa con su peque afiebrado o salir a trabajar para terminar de pagar el auto. No parecería ser un dilema masculino. Por que? Porque las tareas derivadas de la crianza de los hijos han sido asignadas hace miles de años a las mujeres. Asi, todo el entramado de ideas y valores que componen un modelo patriarcal en la producción y matriarcal en lo doméstico ha reproducido este discurso de división de roles durante siglos. De este modo, la base de articulación de los discursos sobre la identidad femenina, se han erigido sobre el eje en que las mujeres alcanzaban su plenitud en el seno de la vida familiar. Y esto tiene su logica, desde el punto de vista de la supervivencia humana atávica. 

Ahora, con la revolución industrial, devenida la modernidad y la instalación de un nuevo modelo de relaciones de producción, esta logica de división de asignación de roles se ha ido modificando y poco a poco las mujeres fueron pasando de la exclusividad de la vida doméstica a la vida económica, porque así lo ha exigido el sistema para poder reproducirse.  Con un nuevo sistema de reparto de roles, irrumpe con ello un nuevo discurso sobre la identidad femenina, que ahora alcanza su plenitud en la bandera de la realización profesional.¿? 

De este modo es que resulta bastante común y frecuente que las mujeres estemos tironeadas por un discurso u otro, llevando este supuesto antagonismo a la máxima potencia en todas las decisiones que tomamos. Damos la teta a demanda hasta que ellos decidan dejarla o salimos a ganarnos el pan para ser autosuficientes? Dejamos al peque llorando en la cuna hasta que se acostumbre para poder dormir toda la noche o resignamos la vida de pareja al trarelo a la cama con nosotras? Todas estas elecciones pesan. Y está claro que este tironeo, este debate, que se sucita en nuestro interior, es el resultado de los discursos que hemos incorporado y se presentan como opuestos. Claro está, porque finalmente en este nuevo reparto de roles en que ha devenido la sociedad contemporanea hemos salido desfavorecidas, sumando cada vez mas funciones y responsabilidades sin respetar las necesidades intrínsecas y diferenciales de género. La carga que hemos acumulado, a diferencia del varón, que sigue manteniendo su órbita de identidad dentro del mundo productivo, nos obliga a que la lógica de nuestras elecciones opere de manera reduccionista, perdiendo obviamente la complejidad que exige cada elección en detrimento de la libertad.

Lo cierto es que pocas veces somos capaces de hacernos concientes de esta puja, para darnos cuenta de ello, ver nuestras necesidades y decidir libremente. Es más, si ello sucediera, no habría ningun antagonismo seguramente, porque nos dariamos cuenta que ni uno ni otro rol son excluyentes. Pero ademas, no solo es la conciencia las que nos liberaría para tomar decisiones libres de culpa. Porque sin un contexto, sin un modelo que acompañe la equidad, es decir que respete los tiempos naturales de la maternidad para acompasar con nuestras necesidades de realización en otras órbitas que elijamos, dificil será que nos encontremos con mujeres plenas, capaces de hacerse cargo y estar de acuerdo con sus decisiones. Y en la medida que la desigualdad, o mas propiamente dicho, la inequidad siga instalada, en cada uno de los recovecos de nuestra vida diaria, la culpa seguirá ahí clavada.


Que les ha parecido la charla de café de hoy?? Que piensan ustedes de la culpa maternal que nos acompaña a diario?? Me interesan sus opiniones!!!

2 comentarios:

  1. Yo creo que cualquier madre hemos sentido en alguna ocasion esa sensacion de culpa por creer que no estabamos a la altura de las circunstancias. Al menos, a mi si me ha pasado. Un besote.

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    Respuestas
    1. Si, creo que casi ninguna madre queda excenta. De ahí la reflexión, que da para rato! Gracias por visitarnos y aportar tu visión. Beso enorme!

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